viernes, 18 de enero de 2013

Magallanes los humilló en Puerto La Cruz 3x0 con un casi no hit no run de Carlos Zambrano



La capital del estado Anzoátegui por mucho tiempo fue la casa de Carlos Zambrano. Desde esta campaña, solamente es un dormitorio. La ciudad que lo vio nacer como jugador profesional fue testigo de cómo una noche se convirtió en su verdugo.

Antes del partido, “El Toro” Zambrano caminó sigiloso por el clubhouse de los lados de tercera con su short y cholas Nike de franjas fluorescentes. No era ese Zambrano expansivo, que copaba todo el recinto. Es como el alumno que llega a un nuevo salón y busca pasar inadvertido con un Iphone y unos audífonos blancos en sus orejas.

Nunca antes había lanzado en el coso oriental con una camisa que no sea la de Caribes. Por eso, cuando soltó ayer el primer lanzamiento, la fanaticada lo increpó: "¡Éste no es un toro, éste es una vaca!". Con ese coro como telón de fondo, lució como un miura en la lomita y retiró a 11 bateadores en fila desde el primero al quinto acto. Forzó 14 roletazos, ponchó a dos rivales, conquistó su tercer lauro de la semifinal y encaminó a los Navegantes del Magallanes a cumplir su misión: ganar un partido en la casa de Caribes de Anzoátegui.

El marcador final quedó para la estadística. Fue un 3x0 que quebró una sequía de conquistas para la nave en el estadio Alfonso "Chico" Carrasquel durante la presente zafra, donde cayeron en cinco oportunidades. "Veía la pizarra a cada rato, especialmente después del quinto acto. No podía creerlo pero no metí presión", agregó el diestro al caer el out 27.

"Todo salió bien, los pitcheos cortantes estaban cayendo en la zona. Desde al arranque comencé a tirar la sinker, cuando se ajustaban, repetía la dosis y así me mantuve todo el juego", precisó el escopetero sobre su actuación de 101 pitcheos. "La ofensiva me dio tres carreras que me dio la ventaja y la confianza para seguir adelante".

Hace un año hizo la metamorfosis de Toro a Abeja. Ayer fue el obrero de la colmena. En la mitología griega, las abejas simbolizan la elocuencia y la inteligencia. Así de elocuente se tradujo su presentación de ocho actos con un grito, una señal con su dedo al cielo y el cierre del puño cada tercer out. La inteligencia estuvoen la sinker y splitfinger al hacer estragos en los paleadores orientales, hasta que Oswaldo Arcía con bate partido, sonó doblete en la parte baja del octavo para acabar con la joya, que igual valió para su tercera gema de esta postemporada.

"Comenzó a trabajarme con la sinker y esperé a uno que no estuviera tan en la zona buena y salió el batazo", explicó Arcía sobre su inatrapable que puso el final a la gema monticular de Zambrano.

"Fue un pitcheo bueno a un excelente bateador" argumentó. "Él me ganó y no había nada que hacer. Solo mentalizarse ahora en concretar el triunfo, ese que nos permite no bajar la cabeza y guerrear y soñar con la final", señaló Zambrano.

“El Toro” pidió la palabra para pedir lanzar el noveno. El manager Luis Sojo lo condicionó a bateador por bateador. "Con la mirada me pidió un inning y más y le di la confianza. Después que sacó los out buenos y rápidos, le dije que estaba bueno y así lo sintió", señaló el piloto.

Del otro lado, el abridor de los indígenas, Ramón Ramírez, estuvo divorciado de la zona de strike. Los turcos lo aprovecharon y un soberbio cuadrangular de Endy Chávez marcó diferencia.

Magallanes va por la barrida, sin embargo respetan a los Caribes en su tribu. "Nos quedan tres partidos, debemos tratar de ganar dos más y allí si estaríamos en la final. Haré nuevamente un mitin para reencontrarnos con las pequeñas cosas", finalizó el manager Sojo.








Por Meridiano.

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